Más de uno seguro que se ha sorprendido al ver que su disco duro todavía tienen una serie de pines al descubierto en la parte trasera. Sin embargo, cuando montamos estos en nuestros PC, no parece que debamos de conectarlos a ningún cable o conector. Te vamos a explicar cuál es su función y el motivo por qué jamás los veras en un SSD.
Tenemos que remontarnos a 1986 para encontrar el primer disco duro mecánico como lo conocemos hoy en día. Fue en esa época cuando IBM lanzo la primera unidad de 10 MB. Dicho tipo de unidades no se empezarían a popularizar entre los usuarios hasta mediados de los 90.
¿Por qué los discos duros tienen pines?
Para responder a esta pregunta debemos hablar de un bus de datos obsoleto: el estándar PATA. El sistema Parallel Advanced Technology Attachment se utilizaba para conectar los discos duros a la placa base. Dicho cable permitía instalar varios discos duros en un mismo cable, pero presentaba un problema.
Si se conectaba un disco duro no existía ningún tipo de problema, pero conectar dos requería de ajustes adicionales, ya que se tenía que especificar que unidad era la principal y cuál era la secundaria, que se denominaban como «Master»o«Slave». Esto causaba que en muchas ocasiones configurar sistemas que necesitasen más de un disco tuviese un lio de cables considerables, tan solo debemos imaginar lo que habría sido tratar de conectar un sistema que necesitase muchos discos duros mediante estos conectores como podemos encontrar en un servidor.
La función de conectar ambos discos se hacía mediante un «jumper» en una configuración determinada, los discos duros de la época venían con una pegatina que indicaban la posición del jumper según las necesidades. Esto permitía identificar de forma rápida donde debíamos conectar este elemento para poder unir los diversos discos que quisiésemos conectar, ya que no era tarea fácil.
La llegada de la interfaz SATA y, por consiguiente, los HDD SATA, vuelve obsoleta esta configuración. Se trata a todas las unidades del mismo modo y es por ese motivo que los cables SATA solo cuentan con un conector por extremo. Incluso, da igual a qué conector de la placa base lo conectemos.
Estos pines del disco duro ya no sirven para nada
Los primeros discos duros SATA que llegaron al mercado, usaban el estándar SATA 1 o SATA 150. Esto significaba que su máxima tasa de transmisión de datos solo podía alcanzar los 150 MB/s. La siguiente generación, SATA 2 o SATA 300 doblaba dicha tasa de transmisión de datos, hasta los 300 MB/s. Pero, cuando se usaban en placas base antiguas, para el antiguo estándar SATA 150m podían tener problemas de compatibilidad. Por ello, se les puso unos pines en su parte trasera.
Con ellos, se podía limitar el rendimiento del disco duro a SATA 150. Y volvían a ser compatibles con las placas base antiguas.
Sin embargo, en los últimos modelos, y teniendo en cuenta que ya no hay placas base tan antiguas que necesiten de esta limitación, los pines tienen otras funciones. Pero estas funciones están pensadas para usuarios avanzados. Por ejemplo, algunas marcas de discos permiten usar jumpers con los pines para activar la función de Spread-Spectrum Clocking. Mientras que otros pines permiten activar la característica del Advanced Format, que estaba presente en versiones antiguas de Windows.
Por tanto, a no ser que seas ese tipo de usuario, que necesita hacer uso de estas funciones tan atípicas dentro del panorama de la informática de consumo actual. A la mayoría de usuarios nos da igual que estos pines estén ahí. Porque la mayoría de nosotros no los vamos a usar nunca.
¿Por qué los SSD carecen de estos conectores?
La respuesta es sencilla: estos pines se desarrollaron para funcionar con discos duros mecánicos, y de hecho con discos duros de anteriores generaciones; los SSD por su parte tienen un modo de funcionamiento interno muy diferente al de éstos, lo cual significa que no necesitan de este tipo de pines para acceder a las funciones avanzadas de funcionamiento. Gracias a no tener que incorporar estos pines (junto con otros tantos motivos), los SSD han conseguido ahorrar mucho espacio, haciendo que se convirtiesen en una de las mejores soluciones de almacenamiento.
Además, como sabéis no existen SSD que tengan una interfaz IDE/ATA y, por lo tanto, como mínimo necesitarás una interfaz SATA para utilizar un SSD y ésta carece de la posibilidad de conectar varios dispositivos en el mismo cable, por lo que sería inútil el incorporarle estos pines. Si además hablamos de discos que tienen conexiones más recientes como pueden ser los M.2 NVMe, entonces vemos que tampoco tendría sentido, ya que además ocuparía un espacio innecesario.
La evolución de las conexiones en un disco duro
Como bien hemos comentado, con la llegada del SATA el uso de estos pines se vio disminuido, ya que no era necesario conectar un disco a otro para que estos pudiesen funcionar, permitiendo que se conectasen directamente a la placa base y esta pudiese gestionar los datos de forma sencilla. Entre otras cosas, cuando se realizan avances tecnológicos uno de los factores que se tienen en cuenta es la facilidad del uso que pueden permitir estos, sumado a obviamente un mayor rendimiento.
Estos dos factores son los que han guiado a los fabricantes a optar por versiones más sencillas de utilizar, ya que además de permitir que cualquier persona con la ayuda de un simple tutorial sea capaz de conectar un disco duro, las conexiones previas que existían no ofrecían una gran capacidad de evolución. De esta forma podemos ver como se han desarrollado en los últimos años este tipo de parámetros permitiendo velocidades muy superiores, así como una compatibilidad y facilidad de instalación que seguramente nadie habría sido capaz de imaginar en la época que se crearon los primeros discos duros.
Es por ello que poco a poco veremos como cada una de las tecnologías que en su día fueron las mayores novedades, se van a ir retirando del mercado por no ser capaces de cumplir con las necesidades de los clientes. Los pines para conectar un disco duro como «maestro» o «esclavo» están condenados a desaparecer por completo, por lo que no sería extraño en unos años ver los primeros discos que las incorporaban en un museo, como una pieza de exposición que nos permitió llegar hasta donde estamos actualmente.